Carmina Magister

Esta tarde se darán por concluídas las jornadas poéticas organizadas por la revista de filología Hesperya. Entre poetas ya renombrados, intervienen otros poetas noveles como Sofía Castañón o mi compi de clase, Carlos Iglesias Díez.
Se cerrarán estas jornadas esta tarde a las 6, con la intervención del poeta Guillermo del Pozo, del cual he recibido un poema en mi blog y es el siguiente. Seguro os gustará:

ALMENA DERRIBADA

Al quitarme la armadura cada noche
la examino y extrañado me pregunto:
por qué grieta penetraste
hasta invadir mi corazón.

Había construido murallas,
forjado candados
¿Confiaba mi seguridad
a un blindaje imperfecto?

No lo creo,
soy maestro en el arte herrero…
¿De dónde sacaste entonces
ese santo y seña que ni siquiera yo conozco?

Es curioso lo humilde que soy desde entonces:
Yo, almena derribada.

Guillermo del Pozo, 2006

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola,hola!!:
Me ha prestado mucho entrar hoy en el blog y ver que me citas, además de leer el nuevo poema de Guillermo!!. Te agradezco de corazón que hicieses doblete por ir a escucharme.Te regalo un par de versos de Fernando Beltrán, porque es imposible no quererte(lástima que "algunos"-no decimos quienes-,aún no se hayan enterado): "Amar es este error imprescindible/para poder vivir".Besos y "ñam-ñam". Carlos.

Anónimo dijo...

Esputos, tos ferinas y otras canciones




Yo sé que esto que escribo es complicado
Para gentes poco dadas en amores pero
En cambio es tan perceptible tiene tanta
Fuerza que os juro el lápiz anda suelto
Y dicharachero reconozco mi ímpetu y
Ansiedad al acercarme al tarro de pastillas
Y comprobar que he terminado con el
Paracetamol de toda una vida o quizá
De toda existencia a ésto debería añadir
El disfrute y roce de manos con sonrisa
Malévola de los fabricantes distribuidores
Vendedores de dicho producto exquisito
Por otra parte y que decir de la mercromina
Que a borbotones recorre mi cuerpo
De nada sirve el arsenal de vendajes y gasas
Que llevo encima verdaderamente es una
Tremenda hemorragia aunque en este caso
También la cadena de distribución tiene que
Vivir si acaso me molesta el farmacéutico con
Su gesto de médico frustrado recomienda
Reposo absoluto para mí que a todas luces
Necesito movimiento continuo si es que
Realmente quiero seguir un camino que
Algún día me marcaste en definitiva sin
Que esto sirva de precedente estoy jodido
Muy desesperadamente lo antes dicho y
Tengo el motivo agarrado a mi pecho
Como esta maldita tos que parece molestar
A un señor con arreglado bigote que me
Observa si él supiera que una tos a tiempo
Salvo de la muerte a Vladimiro N. Bueno
De ésto no estoy muy seguro la verdad
Quiero que vuelvas de donde estés y traigas
Más vendajes porque sin ti las cataplasmas
Se hacen amigas de mi cuerpo y la maquinaria
Farmacéutica aplaude con pies y manos
Bueno bueno bueno ahora que nadie mira
Me desmayo.



Guillermo del Pozo, 2006

Anónimo dijo...

SONATA





Apoyado en la barra de las palabras
apuro las últimas gotas de un verso
inacabado.
Consonantes, pronombres y adverbios
quizá de lugar, modo, cantidad de amor
que se desvanece en las sombra nocturna.

¿Cómo olvidar la suavidad de tus tildes?

Aquellos puntos suspensivos aun permanecen
en el cuarto trastero para cuando vuelvas.

Apoyado en la barra de las palabras
busco unas rimas en los bolsillos
para echarlas a la maquina y que suene
la canción que— un día— construimos.

¿Cómo olvidar la metáfora de tu espalda?


Bailo, a solas, esperando que vuelvas
envuelta en poesías y olivos.



Guillermo del Pozo, 2006

Anónimo dijo...

Pasan los coches azules


por las calles de Venecia entre granos
de trigo naranja cortada a tiras y gajos
de uvas incandescentes que lloran fuego
en Sebastopol. Gritan sordos los vascos
una bandera verde cortada a ras del tallo.
Caníbales y reyes buscan comida entre las páginas
de un abanico volteado por el toro de la desidia.
Alacranes risueños beben cerveza en la esquina
del bar de Antonio en Munich.
Cracovia despierta sollozando una canción
cuando era pequeña su madre quería
casarla con Toronto que desfachatez.

A veces escucho susurros en los aledaños
calle Rosal esquina Cabo Noval de una
mujer herida por la dejadez de un cuerpo disléxico.

Mas tarde cuando se hace la noche todo queda
en nada y me viene- y si no me traen- a la memoria
la piel blanca y suave de tu cuerpo corrosivo desde
que no estás conmigo.

Quién sabe si no fue mejor que saltaras por los
aires hasta perderte en aquella nube gris y sucia
cuando escribías poemas al Sol.



Guillermo del Pozo/2007

Anónimo dijo...

Pasan los coches azules


por las calles de Venecia entre granos
de trigo naranja cortada a tiras y gajos
de uvas incandescentes que lloran fuego
en Sebastopol. Gritan sordos los vascos
una bandera verde cortada a ras del tallo.
Caníbales y reyes buscan comida entre las páginas
de un abanico volteado por el toro de la desidia.
Alacranes risueños beben cerveza en la esquina
del bar de Antonio en Munich.
Cracovia despierta sollozando una canción
cuando era pequeña su madre quería
casarla con Toronto que desfachatez.

A veces escucho susurros en los aledaños
calle Rosal esquina Cabo Noval de una
mujer herida por la dejadez de un cuerpo disléxico.

Mas tarde cuando se hace la noche todo queda
en nada y me viene- y si no me traen- a la memoria
la piel blanca y suave de tu cuerpo corrosivo desde
que no estás conmigo.

Quién sabe si no fue mejor que saltaras por los
aires hasta perderte en aquella nube gris y sucia
cuando escribías poemas al Sol.



Guillermo del Pozo/2007